Cambiamos, pero no todo se va

El tiempo nos transforma, y eso es inevitable. Los años traen cambios en cómo pensamos, sentimos y soñamos. Tal vez los objetivos que teníamos a los 20 no se parecen en nada a lo que deseamos a los 40. A lo mejor antes buscábamos aprobación en todos lados y hoy valoramos lo sencillo: un mate en buena compañía, una charla sincera, una mirada.

Pero, en medio de todos esos cambios, hay cosas que permanecen. Tal vez sea esa pasión que siempre nos movió, un valor que jamás dejamos de lado, o esas personas que, pase lo que pase, siguen estando. Porque la vida es eso: un baile entre lo que se transforma y lo que nunca nos abandona. Y, aunque a veces no lo notemos, son esos vínculos los que nos sostienen cuando todo alrededor parece cambiar.

Pensemos: ¿quiénes son las personas que sostienen lo que somos? ¿Qué parte de nosotros sigue intacta, sin importar cuánto hayamos crecido o tropezado? Hay algo profundamente humano en entender que, aunque cambiemos, lo esencial queda. Y en esa mezcla está la clave para seguir adelante sin perdernos en el camino.

A veces, detenernos a pensar en estas cosas nos despierta nuevas preguntas. Y con esas preguntas llegan oportunidades: de conocernos más, de transformar lo que sentimos, de construir algo diferente. Si alguna vez te sentiste así, si estas palabras te tocaron de alguna manera, quizás sea el momento de mirar hacia adentro con un poco más de profundidad. Yo creo que las respuestas llegan cuando estamos dispuestos a recibirlas 

Gracias por leer! 

Lic. Gabriela Rivera