Cerrar ciclos: un acto de valentía y crecimiento

Cerrar un ciclo significa dar por finalizada una etapa de la vida que ya cumplió su propósito. Puede tratarse de una relación, un trabajo, una amistad, una etapa personal o incluso una versión antigua de uno mismo. No siempre implica cortar vínculos, sino transformar la forma en que nos relacionamos con ellos, desde un nuevo lugar.

Cerrar un ciclo no es olvidar ni negar lo vivido. Es honrar lo que fue, agradecer lo que dejó (aun con dolor), y permitirnos avanzar hacia lo que sigue. Muchas veces posponemos ese cierre por miedo, culpa o apego a lo conocido, aunque ya no nos haga bien.

Este proceso suele tener etapas:

  1. Reconocimiento: aceptar que algo terminó o ya no es lo que era.
  2. Duelo: permitirnos sentir el dolor, la nostalgia, la frustración.
  3. Reflexión: entender qué aprendimos, qué patrones se repitieron.
  4. Despedida: soltar desde el corazón, sin rencor ni negación.
  5. Renovación: abrirnos a nuevas posibilidades, con una mirada más consciente.

Pero ¿cómo saber si necesitamos cerrar un ciclo?

  • Cuando seguimos aferrados a una historia que ya no está.
  • Si revivimos constantemente el pasado con dolor o enojo.
  • Cuando sentimos que estamos en pausa, sin avanzar.
  • Si repetimos patrones que nos hacen daño o que ya no elegimos.
  • Cuando hay una sensación persistente de insatisfacción o vacío.

En algunos casos, cerrar un ciclo puede resultar muy difícil. Hay emociones contradictorias, mandatos familiares o culturales, o heridas no resueltas que dificultan el proceso. Ahí es donde el acompañamiento terapéutico puede marcar la diferencia.

La terapia ofrece un espacio para revisar lo vivido, entender por qué nos cuesta soltar, y trabajar en el cierre desde un lugar amoroso y respetuoso. No se trata de apurarse, sino de permitirnos sanar.

Cerrar un ciclo no es perder. Es hacer espacio para lo nuevo. Es elegirnos, una y otra vez. Si sentís que estás listo/a para soltar lo que pesa, la terapia puede ayudarte a encontrar el camino con más claridad y contención.

Cerrar ciclos: un acto de valentía y crecimiento
Scroll hacia arriba